Todo lo que una persona pueda decir, ya está dicho, lo único es que tenemos mala memoria. El que crea que lo que puede decir es nuevo, está entre un iluso y un necio. La importancia no radica en lo que se dice, sino en lo que se siente, y que además ambas cosas coincidan. Hay almas en pena que han dicho cosas maravillosas. Hay locos que parecen tener una lucidez muy certera. ¿Cómo puede ser? Es porque lo fundamental es como resuena en tu mente y en tu corazón, no de dónde vienen las palabras.
Para nosotros debería importar mucho que lo que se diga haya sido digerido lo mejor posible, y que apunte a lo único importante: Traer a la práctica el estar pleno y satisfecho y que se mantenga lo mejor posible, sin buscar ser infalibles. ¿O quizás a alguien se le ocurre algo más importante? No dejar espacio al sufrimiento psicológico y dejárselo todo a la expresión total de uno mismo, en el grado que sea. No es cuestión de cantidad, sino de calado.
Cuesta un poco de ver, pero no se puede avanzar hacia ningún sitio, y nadie puede estar más avanzado que nadie desde el punto de vista del Presente. Desde el Presente todos estamos en el mismo sitio ya que en él, el progreso es algo de lo más irrelevante. Los puntos de vista relativos de la mente liada en el pensamiento no lo pueden comprender. Sólo lo podemos Sentir. Lo único que podemos hacer es preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para que aprenda a vivir el Presente.
Pero algo tan sencillo no se realiza con facilidad porque no se intuye con suficiente impacto que esto es así. Que en el Presente todas las respuestas y todas las demandas son cubiertas de un plumazo. Que te tronchas de risa de cómo podías estar aturullado con cosas tan estúpidas. Pero esto solamente se ve con nitidez cuando tu mente se calla y tu ser está completamente expectante en el Instante. Aunque luego te despistes del Presente, has quedado marcado para siempre. Tarde o temprano aprendes a entrar con facilidad. En este punto, hay que entrar todas las veces que puedas, y cada vez más el cuerpo va aprendiéndolo.
sábado, 24 de octubre de 2009
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