sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Eres un retrato grotesco?

Viniste al mundo y no sabias quien eras. Eras tremendamente vulnerable y en cambio no te hacía falta saber nada. Eras puro Instinto e Intuición. Te alimentabas y crecías y no sentías que te esforzaras, la confianza lo hacía por ti. La vida te arropaba cálidamente porque todo tú eras uno con ella. No había nadie en ti que te separara de ella.

Empezaste a desarrollarte y rápidamente apareció esa familiar sensación de que eras alguien. Seguidamente, siendo poco consciente de ello, se empezó a dibujar un retrato de ti mismo en tu mente. Día tras día, mes tras mes, año tras año, se iban añadiendo detalles, virtudes y defectos, según te iban contando, según ibas interpretando la vida, confiabas en lo que te decían que eras tú y los demás.

Llegó un momento que la intuición directa de la vida quedó eclipsada por ese retrato barroco, y observado fríamente, bastante grotesco. Entregaste todos los derechos y obligaciones de tu vida al mismo, y él empezó a vivir por ti. Ya no podías hacer nada sin su permiso, y la sensación de esclavitud se apoderó de tus sentimientos. Por un despiste, creíste que él es la realidad, que él eras tú mismo.

Ese retrato no son más que imágenes muertas y sensaciones confusas del pasado. Simplemente una estructura mental cuya espesura parece cubrir la lucidez real. El silencio y la observación te revelarán su naturaleza. Hasta ahora has dado valor a una supuesta joya que tan solo es una baratija. El falso temor a pensar de que si la abandonas dejarás de ser alguien, debe ser atravesado, debe de ser vencido por el coraje y por la correcta discriminación, y la espada que lo corte la firme Presencia, aquí y ahora.

No tienes que deshacerte de grandes cosas, no necesitas grandes esfuerzos, sino restaurar el orden Real. Recupera la confianza. El Rey debe de retomar su trono y el mendigo su lugar. El status quo está invertido, y lo falso aparenta ser real y lo real aparenta ser falso. Lo que eres se escapa al entendimiento, sólo puede ser vivido, por eso se escapa a tu pensamiento. Deja de usarlo para una función que no es la suya, y espontáneamente, como pura magia, te reconocerás de forma directa. Y así podrás comprobar en tu alma y en tu carne lo distinto que se siente la vida desde la perspectiva natural.

martes, 24 de agosto de 2010

El humo de tu cigarro tiene más consistencia

Abriré la palma de la mano, y te pediré que deposites en ella ese recuerdo que tanto te entristece; no te es posible. Abriré la palma de la mano, y te pediré que deposites en ella ese pensamiento que tanto te preocupa; no te es posible. ¿Te has parado a pensar qué es un recuerdo, y qué es un pensamiento? El humo de tu cigarro tiene más consistencia real que ellos. La realidad está en ti y la regalas alegremente a cosas que no tienen sustancia, y después te afliges por ello, date cuenta de esta torpeza.

Sueñas y crees que despiertas, pero en realidad sigues medio dormido. Mientras tus pensamientos y recuerdos te roben la realidad, sigues durmiendo, sigues creando mundos personales donde la euforia y la tristeza se alternan como el día y la noche. Todo es más fútil que el aire de un eructo, pero para ti es tu verdad. Es debido a que te has perdido en un despiste y confundes tu identidad con unos recuerdos y pensamientos.

Nada tiene valor si tu no se lo das ya que lo único real eres Tú. Y no me refiero a tu cuerpo, ni a tu mente, sino a lo que realmente Tú eres. Si puedes observar el cuerpo y sentirlo es porque te pertenece pero no lo eres. Si puedes observar la mente y sentirla, es porque te pertenece pero no la eres. Aquello que puedes ver y observar, no lo eres, es una experiencia evidente a la cual no has prestado la suficiente atención.

No tengas miedo, puedes abandonar los recuerdos como si de simple basura se tratase, pues en realidad lo es. Puedes abandonar los pensamientos como si de aire flatulento se tratase, pues en realidad lo es. No importa si los recuerdos y pensamientos están, siempre y cuando Tú estés vivamente presente para presenciarlo; siempre y cuando tu verdadera identidad sea reconocida en el mismo instante sin perder ese sentimiento. Entonces, gozoso y vibrante, sin euforia ni tristeza, el mundo real aparecerá por primera vez ante tus ojos. Todo lo que creía que me ocurría era pura invención, simplemente me había olvidado de Mi, y aquello que yo no era usurpaba cómicamente la realidad.

Mientras tengas miedo de afrontar este hecho, sigue buscando, en un momento u otro llegará tu oportunidad, aunque después de dar vueltas y vueltas descubrirás que no hay otro camino. De todas formas, mientras buscas, solo te pido que desarrolles la Honestidad y la Nobleza, te allanarán el camino a aceptar en qué consiste la realidad.

miércoles, 30 de junio de 2010

Ese es el principio de la Revolución

Detrás de toda experiencia estás Tú. Detrás de toda alegría y toda tristeza estás Tú. Detrás de toda salud y toda enfermedad estás Tú. Tú no eres ni la experiencia, ni la alegría, ni la tristeza, ni la salud, ni la enfermedad. Todo esto son modificaciones que ocurren en el espacio de la mente, donde Tú, la Conciencia, presencias y das vida a todo.

Tu único delito consiste en haberte olvidado de ti mismo. Un simple despiste ocasiona todo el devenir del mundo y eres sacudido como un barquichuelo a la deriva. Todos los puntos de una rueda giran alrededor del centro de la misma que se mantiene impasible. Recupera tu centro; recuerda todas las veces que puedas quién es el que presencia la vida, y en algún momento, espontáneamente, pasaras del recuerdo a la experiencia del presenciador. Ese es el principio de la Revolución.

Es simple, no es obligado, te pertenece por naturaleza, abandona el esfuerzo, mira desde el mirar donde nada es juzgado. Siente desde el sentir donde nada es interpretado. Confía en mayúsculas, es un acto supremo de nobleza. Nada arreglarás con el pensamiento, está muerto, es eco del pasado. Deja que tu piel se erice al percibir lo que realmente eres. No está en la cabeza, está en todo tu Ser.

Confía en ti de una vez por todas, lo sabes, lo has sabido siempre, por eso buscas, por falta de amor hacia ti mismo. Nada de valor te fue arrebatado, lo intuyes, lo sientes. Tu grandeza está en ser quien realmente eres, tu error está en ignorarlo. Quédate sin palabras, ¿qué crees que puedes perder? Trabaja para corregir el vicio de juzgarlo todo inconscientemente, te darás cuenta que no lo necesitas, que es el velo que cubre tus ojos.

Caído el velo, todas las respuestas que crees estar buscando son respondidas en un solo instante, es el acto de belleza más sublime que puedas vivir. Y está ahí, y está aquí, tan cerca que no lo veo. Deja de resistirte, no temas, eres Tú.

jueves, 13 de mayo de 2010

¿En qué consiste la actitud positiva Real?

En una visión más específica, desde la óptica de la autorrealización, la actitud positiva se entiende como la predisposición consciente de dedicar todo el potencial que puedo llegar a expresar, al máximo, ante las situaciones de la vida. Tanto mi energía, mi sentir y mi inteligencia, en el grado que pueda movilizar en ese momento, son puestos a disposición del hecho concreto. No se trata de cantidad, de mucho o de poco, sino de dar salida a lo que soy capaz de movilizar en cada momento. Expresado de otra forma sería, me coloco y me vivo todo yo dispuesto ante la circunstancia, con el mínimo posible de reservas. Con esto, además de desarrollar el potencial, voy desarrollando la conciencia y certeza que yo, en sí, soy el potencial que permite el desarrollo, el potencial de energía, sentir y conciencia, en constante latencia y expresión simultáneamente.

En el momento que estoy movilizando el potencial que hay desarrollado en mí, presto el máximo de conciencia posible al mismo potencial, tanto sea de energía como de sentir o inteligencia, ya que los tres aspectos están siempre presentes y relacionados entre sí; aunque el hecho que me moviliza puede pedirme que alguno de estos aspectos sea más intenso que los otros. La pretensión es estar todo tú en la circunstancia y ser plenamente consciente de ello. Es un desarrollo consciente del potencial, y simultáneamente de la misma consciencia en sí. No esperamos que las circunstancias desarrollen el potencial en mí, según mi personalidad, sino que transgredimos los límites que estipula la presión de mi personalidad sobre lo que soy o no soy capaz de vivir y realizar, de lo que el miedo, en el fondo, está limitando. No porque yo decida con mi voluntad sobre actuar ante una circunstancia, sino que simplemente quito la barrera que en realidad no deja que la experiencia concreta sea total; que se inicie, se desarrolle y se consuma con total fluidez.

La actitud normal y generalizada del ser humano, de actuar según un patrón de personalidad pensando que, lo que está fuera de mi personalidad, está fuera de mi posibilidad, en un principio parece lógica, pero es lo que está provocando que siempre se este potenciando aquello que me es más fácil y seguro, en detrimento de lo que me es más difícil y siento inseguridad ante ello. No me doy cuenta que la personalidad no es algo rígido que hay en mí, pensando que siempre ha sido y será así. No me doy cuenta que en realidad es algo mayoritariamente adquirido y tremendamente circunstancial, que se ha ido tejiendo en mi mente como un límite, más que como una virtud. La actitud positiva se muestra como un acto de valentía en el que bajo mis defensas y me presento desnudo, natural y simple ante la circunstancia, confiando plenamente que lo que realmente soy, responderá de la mejor forma posible, sin necesidad de un esfuerzo de defensa, estrategia o ataque.

martes, 23 de marzo de 2010

Cómo contarle al ciego y al sordo


¿Cómo se puede contar al ciego que el azul del Cielo en una mañana serena y soleada es tan intenso y hermoso que te deja sin palabras?

¿Cómo decirle al ciego que ignora su desdicha, que realmente lo que ve no es el Cielo, que el cielo siempre es azul y que a él no le perjudica ni los rayos ni los truenos?

¿Cómo hacerle entender al ciego que el Cielo siempre está ahí, y que si pierde su ubicación es porque no lo sabe ver en realidad, ya que Él siempre cubre nuestras cabezas?

¿Cómo explicarle al ciego que los hombres son fáciles de engañar, pero que los dioses nunca podrán ser burlados y sus leyes siempre deberán de ser cumplidas?

¿Cómo decirle al ciego, que lo fue desde casi sus primeros recuerdos, que mientras no reconozca su ceguera nunca podrá plantearse si es posible superarla, y en cuyo caso los remedios pasarán a un palmo de su nariz sin olerlos?

¿Cómo se puede contar al sordo que la dulzura y belleza de la Sinfonía es tan viva que te cautiva el corazón y te dan ganas de llorar de gozo?

¿Cómo decirle al sordo que diga lo que diga nadie, nada se le puede quitar y nada se le puede poner, y que si cree lo contrario es porque no escucha?

¿Cómo hacerle entender al sordo que tiene que aprender a poder oírlo todo, ya que el todo encierra la respuesta que tanto anhela, y que atender a sólo lo que espera escuchar es incompleto y mantiene su sordera?

¿Cómo explicarle al sordo que, duela lo que le duela, necesita saber que está sordo si algún día quiere dejar de oír ruidos crispantes y aprender a oír la gran Sinfonía?

¿Cómo decirle al sordo que su sordera es una mera confusión, y que si guarda silencio profundo Real de sí mismo, redescubrirá su capacidad de oír que le pertenece por derecho propio?

¿Cómo hacerles saber al ciego y al sordo que sólo si son nobles y honestos en estado puro, recuperarán la vista y el oído que tanto anhelan y que no saben que han perdido?

¿Cómo buscar si se desconoce la naturaleza real de quien busca y de lo que se busca?

¿Cómo pretender haber encontrado, si nada se tiene y nada se perdió?

¿Cómo decirle al vidente que en cualquier momento se puede quedar ciego?

¿Cómo decirles a todos que abandonen toda preocupación ya que ellos no tienen realidad consistente?

Ellos son el mismo Cielo Azul.

jueves, 14 de enero de 2010

Una identidad que es una creencia es falsa

El pilar del error es la creencia de que yo soy mis ideas, una mente y un cuerpo concreto al que le suceden cosas buenas y malas. Las buenas son las que yo creo e interpreto que quieren decir que soy afectuoso, fuerte, capaz, inteligente, importante, que estoy atesorando algo. Y las malas las que interpreto que dicen que soy antipático, torpe, estúpido, poca cosa, que estoy perdiendo algo. Esas ideas que para nosotros son tan importantes, las damos por sabidas, por buenas, si lo pensamos un poco nos daremos cuenta lo poquísimo que nos hemos planteado en profundidad el valor de esas creencias.

Al vernos sumergidos nosotros mismos como una idea más en nuestra mente hemos vivido en la confusión y en la desatención, nos hemos vivido en el “yo como creencia". Si realizamos una investigación seria y sincera sobre estas creencias las podremos reconocer en la base de todo el sistema de pensamiento personal, tambaleándose de esta forma por primera vez toda esta estructura más vistosa y superficial de prejuicios, de justificación de modos de hacer, de excusas, de modelos, donde se apoyan los deseos y los miedos, causa de toda la problemática humana.

A la luz de esto hay que investigar sobre aquello que hemos creído ser, distinguir entre “cuál es mi modo de hacer” y “qué soy yo”, para poder abordar la diferencia esencial entre cuales son mis comportamientos como individuo social, y que soy como expresión existencial. Para eso hay que empezar dudando de lo que siempre he creído ser, porque para mí, la creencia deja de tener tanto valor frente a la comprensión de “que soy” en primera instancia, y la vivencia atenta de “lo que soy” como última instancia.

Empezamos de nuevo a reeducar este sistema llamado en su conjunto mente, comprendiendo que la creencia es uno más de sus mecanismos, pero que no dice nada de mí, y Yo quiero saber lo que soy realmente. Tras la comprensión profunda de “que es la creencia”, dejaré de creer y desapareceré, me esfumaré, pero desapareceré “yo como idea” para dar paso a la vivencia de “yo como sustancia esencial de la existencia, reflejo de la Realidad”. ¿Qué clase de identidad era esa que creía tener que en cualquier momento puedo hacerla desaparecer?